Un año hace que, en un video elaborado por Millonarios, Norberto Peluffo el director deportivo, explicaba las claves para contratar con acierto. Llegaron a lo largo de la temporada cerca de 18 futbolistas, la mayoría con más tiempo en las tribunas y en el banco de relevos, que en el campo de juego.
El autobombo tuvo como resultado un ejercicio futbolero en blanco, con tres entrenadores, e innumerables fracasos, algo tan difícil de digerir por los aficionados.
Al descubierto quedaron, por enésima vez, las inhabilidades para elegir refuerzos y ciertas incapacidades de los entrenadores de turno para sacar algún provecho de ellos. Muchos fueron ignorados y otros castigados por los caprichos tácticos del mando.
Pone ahora Millonarios a rodar otro proyecto, con Miguel Angel Russo como estratega, un hombre respaldado por su academia, sus títulos como jugador y entrenador, con liderazgo reconocido y generador de optimismo. Debió ser, este argentino, el elegido en julio cuando se designó a Diego Cocca, un conductor más incómodo que indispensable, con pesado ambiente.
Obligado se ve Millonarios a estimular con él, con Russo, un juego diferente, a potenciar valores, a darle vida al grupo y al vestuario; a respaldar al entrenador con incorporaciones idóneas, sin recurrir a tiendas de rebaja o de descuento. A inyectar nueva energía en los hinchas que parecen dispuestos, como es costumbre, a declinar la beligerancia critica para mirar un futuro distinto. Ha sido intenso el tráfico de jugadores por el club, sin aportes significativos, con balances penosos. Llegó la hora de abandonar el conformismo y de ir al campo con el overol puesto, para dominar las tensiones que llegan desde las tribunas, cuando el viento sopla en contra.
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